19 septiembre 2005

El cuadrado trágico

El Real Madrid de Vanderlei Luxemburgo no acaba de arrancar. Cuatro partidos oficiales, una victoria (ante el recién ascendido Cádiz) y tres derrotas (Celta en el Bernabéu, Olympique Lyonnais y Espanyol). Y eso que Luxa (o Luxe, depende del periódico que leas) cuenta con todos los jugadores que pidió: Baptista, Sergio Ramos, Pablo García, Diogo... Y, claro, Robinho.

Curioso es el caso de Robinho. El nuevo crack brasileño llegó un día antes de empezar la liga. El chico tiene una técnica envidiable y lo demostró en su primer partido, en el Ramón de Carranza. La prensa pro-madridista, necesitada de un nuevo ídolo con el que vender ilusión, ensalzó su actuación hasta límites avergonzantes. Un par de objeciones. La primera, entró a falta de 20 minutos del final del partido, cuando el equipo andaluz estaba sin aliento (era el primer partido de la temporada). Segunda, nadie había visto jugar todavía aquí en Europa al chaval. En los siguientes encuentros que ha disputado, de titular, sus rivales estaban igual de cansados que él. Los entrenadores contrarios ya le conocían y le ponían a dos hombres encima para cuando intentaba encarar. En mis tiempos mozos también había un jugador así. Se llamaba Onésimo. Espumoso, pero poco efectivo.

Luxemburgo aplica una táctica que parece innovadora bautizada como "cuadrado mágico". Un desvarajuste en el centro del campo para los poco disciplinados jugadores madridistas. Desde el club, en vez de hacer cambiar de opinión al entrenador brasileño, han iniciado una campaña contra los árbitros y la Federación Española de Fútbol. Cierto es que ha habido errores de los colegiados en contra del conjunto de Chamartín, sobre todo ante el Celta. Pero de ahí, a los comentarios que se pueden leer en la web oficial del club media un abismo. Para la principal fuente de comunicación del Madrid, cuyo responsable es Antonio García Ferreras, se habla de robos, conspiraciones y arbitrajes partidistas, aunque poniendo estas palabras en boca de periodistas afines.

Lo último, el club de Florentino Pérez ha impugnado su derrota en Montjuïc porque el árbitro silvó justo antes de que el Espanyol marcara el gol del triunfo. Mala decisión, mal camino. El victimismo sólo trae autocomplacencia y no soluciona ningún problema. Podrían cambiar el rumbo y, por ejemplo, rehacer el "cuadrado trágico".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Despúes del penoso espectáculo de ayer en Camp Nou, está claro que merengues y culés tenemos motivos para llorar juntos. Nuestras respectivas plantillas están más preocupadas por revisar y mejorar sus contratos multi-ultra-super-millonarios, que de jugar a futbol. Entre tanto baile de billetes de euro, aquí ya nadie se acuerda de como se da pataditas al balón. Y, queridos futbolistas, eso es muy fàcil. Millones de niños/as del mundo lo hacen cada mañana en el patio de los colegios y, creanme, con más ganas y soltura que ustedes. A ver si aprenden! Que una ya no tiene edad pa que le den tantos disgustos.