Hace poco más de un mes, Michael Jackson fue absuelto de la acusación de pederastia que le había llevado al banquillo de los acusados. El ambiguo cantante fue sometido a un juicio paralelo por los medios de comunicación de todo el mundo y la publicación de la sentencia fue noticia de portada de buena parte de los diarios del planeta. Un uso desproporcionado de los mass media, ejemplo feaciente de la tan cacareada globlalización. Ni su caso necesitaba tanta atención ni había una demanda del público por conocer lo que le ocurría al ex rey del pop.
En España somos más cañís y nos hemos creado nuestro propio juicio estrella del verano. Se trata del caso Farruquito. Un bailaor gitano que gozaba de cierto prestigio pero que no era excesivamente popular para las personas que no se movían en los ámbitos flamencos. El asunto es que el chaval atropelló y causó la muerte a un peatón conduciendo un BMW sin carnet. Una gran imprudencia que acabó en homicidio involuntario. Un accidente que le puede ocurrir a cualquier persona.
El caso ha suscitado una gran atención en los medios de comunicación. No sólo en los programas del corazón, que están a la que salta. También ha ocupado minutos en informativos de todas las cadenas de radio y televisión y papel en los periódicos. De nuevo se ha creado un juicio paralelo, presionando a los testigos que iban a declarar y a los familiares del bailaor y el muerto con entrevistas a la puerta misma de los juzgados de Sevilla. Y, realmente, no lo entiendo. Debe ser que es verano y que las noticias son escasas. Pero no creo que si el Telediario no hubiera hablado de este caso el PP hubiera hecho una reclamación en el Congreso. Me extrañaría que alguien enviara una queja al defensor del lector si El País no hubiera escrito nada del tema. El caso está visto para sentencia. No sé si el muchacho será declarado inocente o culpable. Sé que aquí sólo hay una víctima, el muerto. Pero a Farruquito también se le ha creado una imagen que, bien si es absuelto o bien si sale de prisión de aquí 1, 2, 3 o 4 años, le va a perseguir hasta el día que deje de ser un personaje público. Y aquí apoyábamos la reinserción social, ¿no?