Elvira y el fútbol
Hay ocasiones en las que vivir en Catalunya causa sonrojo. La semana pasada tuvimos un claro ejemplo con el boicot al pregón de las fiestas de la Mercè. Supongo que estaréis al caso de que Elvira Lindo fue la elegida para dar por inauguradas las fiestas de la ciudad de Barcelona. Pero esto no gustó a todo el mundo. ¿Por qué? Porque iba a hablar en castellano, la lengua materna de la mitad de la ciudad. Por eso, sectores independentistas iniciaron una campaña en contra de la madre de Manolito Gafotas que secundó Esquerra Republicana no acudiendo a dicho pregón. A buen seguro que si la persona escogida hubiese sido francesa, portuguesa, inglesa, hungaresa o afganesa y hubiese hablado en su idioma natal, el señor Portabella hubiera estado en primera línea del Ayuntamiento. ¿Es o no para sonrojarse?
Sin embargo, para qué engañarnos, causa mucho más bochorno escuchar cómo algunos sectores hablan de Catalunya sin vivir aquí. Estos días, la selección catalana de fútbol está dando mucho de qué hablar. Su choque contra Euskadi del día 8 levanta polvareda. Sobre todo, por la campaña de la plataforma que intenta el reconocimiento oficial de los equipos cuatribarrados. Esa del niño de rojo que no deja jugar a otro con la camiseta catalana. Se han dicho muchas cosas (indignate, denigrante, ilegal...) que creo que están basadas en la ignorancia. En no conocer la realidad que se pulsa en las calles. Sin entender que existen unos sentimientos que mucha gente tiene a flor de piel y que, por mucho que se intenten negar o ningunear, están ahí. Por suerte, Barcelona es una ciudad muy plurar y en una cuadrilla de amigos hay caballos que beben de muchos abrevaderos, pero que luego cabalgan juntos. Lo importante es que haya agua para todos y que nadie corte el grifo.
Para mi, el fin de semana del 7 y el 8 de octubre hay un partido vital. Es el Suecia-España en el que la Selección se juega buena parte de su clasificación para la Eurocopa 2008. Sin embargo, sé que para muchos de mis amigos y compañeros, será más importante el Catalunya-Euskadi, porque servirá de plataforma para reivindicar sus aspiraciones. Todos convivimos, esa es la gracia del asunto. La clave es que nadie sea tan mal tratado como Elvira Lindo en su pregón de la Mercè.