14 noviembre 2006

Algo seguirá fallando

Tras la jornada electoral del 1 de noviembre, ya hice mi valoración sobre el sistema electoral catalán. Hoy vuelvo a insistir en el tema tras leer un interesante artículo de Neus Tomàs en El Periódico. Una vez leído, no queda duda. Hay dos fuerzas políticas en Catalunya a las que no les interesa el lema un hombre un voto. Os lo copio aquí para que valoréis por vosotros mismos:

La Entesa da carpetazo a la reforma electoral y la territorial

NEUS TOMÀS
BARCELONA
Catalunya estará cuatro años más sin ley electoral --y ya serán 30-- y deberá esperar otra legislatura para concretar la nueva ordenación territorial basada en las veguerías, prevista en el nuevo Estatut. Así lo han acordado los negociadores del nuevo tripartito a la hora de diseñar las prioridades de una legislatura que pretende tener como eje principal y casi exclusivo las cuestiones sociales, para relegar todo debate identitario o de escaso efecto sobre la vida de los ciudadanos. Lo delicado del debate sobre la ley electoral, que podría abrir fisuras en el tripartito y la imposibilidad de abordar una negociación tranquila con CiU, relegada una vez más del poder pese a ganar las elecciones, han hecho caer de la agenda el compromiso electoral de los tres partidos coligados.
Sobre la ordenación territorial pesa otro hándicap: la condición planteada por el futuro presidente de la Generalitat, Jose Montilla, de no interferir para nada en la agenda electoral del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Ello supone la renuncia a llevar al Congreso una modificación de la ley de bases de régimen local y la aprobación de una ley orgánica que estableciera que, en el futuro, Catalunya estaría dividida en siete provincias --denominadas veguerías-- con la consiguiente modificación del mapa administrativo de España. Un debate que daría nueva munición al PP para hostigar al Gobierno a cuenta de la unidad de España.
CATALUNYA, LA EXCEPCIÓN
Catalunya es la única comunidad que no dispone de una normativa electoral propia y se rige por una disposición transitoria del anterior Estatut pensada solo para las elecciones del año 1980. Esquerra tiene claro que esta legislatura no habrá ley electoral, y los socialistas reconocen que en la actual situación, "no es una prioridad". La falta de voluntad de los sucesivos gobiernos de Pujol para impulsar la ley fue uno de los reproches que más se escucharon desde los bancos socialistas. En el 2003, el PSC presentó una propuesta propia y con su llegada a la presidencia, Pasqual Maragall reiteró que sería una de sus prioridades. Pero el principio de "una persona, un voto" que defienden PSC e ICV no es precisamente la fórmula que interesa a Esquerra cuyo granero electoral se sitúa en buena parte en comarcas en los que las papeletas valen más. Actualmente para ganar un escaño en la circunscripción de Barcelona se necesitan más de 28.000 votos, mientras que en la de Lleida son 13.000, es decir cada voto emitido en Lleida vale más del doble que uno de Barcelona. Aunque, claro está, todo es relativo, porque una ley electoral más favorable a Barcelona, en esta ocasión incluso hubiera beneficiado a CiU, vencedora en las cuatro provincias.

LAS VEGUERÍAS, SIN CALENDARIO
La ley de ordenación territorial está escrita e incluso el conseller Joan Saura pronosticó que las elecciones autonómicas se regirían por la nueva división. A la razón de no dar problemas a Zapatero, en la que se han conjurado los líderes de PSC, ERC e ICV, hay que añadir, las propias del tripartito, poco interesado en reabrir un debate que, tal y como ha quedado demostrado, en algunas comarcas provoca auténtico malestar.
El borrador, ya redactado, se empezó a gestar a principios de la legislatura. Los consellers Saura, Joaquim Nadal (PSC) y Joan Carretero (ERC) fueron los encargados de preparar el proyecto que dividía Catalunya en siete veguerías. Serían unos órganos supramunicipales con personalidad jurídica que permitirían suprimir las actuales diputaciones. Esta eliminación no entusiasma a los alcaldes socialistas de las ciudades del cinturón barcelonés, que desean una recuperación paralela de la Corporación Metropolitana, un ente supramunicipal que fue suprimido en 1987 por Jordi Pujol, que lo consideraba un contrapoder del PSC.

LA HISTORIA La estructura en veguerías se inició en el siglo XIII y se mantuvo, en formas diversas, hasta el principios del siglo XVIII en que los decretos de Nueva Planta (1716) acabaron con el autogobierno catalán. En la anterior legislatura se encargó a una comisión de expertos la redacción de una propuesta de reorganización territorial. Esta comisión, dirigida por Miquel Roca, estableció la creación de seis veguerías: Barcelona, Camp de Tarragona, Catalunya Central, Girona, Terres de l'Ebre y Ponent. Cuando los expertos entregaron su informe en el Parlament, todos los partidos acordaron estudiar sus recomendaciones y, ya en la pasada legislatura, el documento sirvió como punto de partida para el Govern, que añadió una séptima veguería, la del Pirineu i Aran. Pero, de momento, una cosa es la teoría y otra la práctica.

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