29 noviembre 2008

El ladrillo, en el bombo

Ayer tuve una cita con la suerte. En Esplugues, la lotería de Navidad se adelantó un mes. El ayuntamiento de la ciudad del Baix Llobregat realizó el sorteo de unas 300 viviendas de protección oficial. La rifa se celebró en el pabellón polideportivo de la localidad y unas 2000 personas se acercaron hasta allí. Desde luego, fue un espectáculo digno de ver. Para empezar, las primeras palabras de la alcaldesa, la ovacionada Pilar Díaz, que deseó a los presentes "buena suerte" para que los jóvenes no se fueran de la ciudad. Y como colofón, la extracción de bolas.

El primer número agraciado fue el 1777. El poseedor de esa cifra estaba presente en el polideportivo. Su grito emocionado, su alegría desbordante y su espontaneidad fue premiada por el aplauso de los presentes, incluso el de las autoridades. A continuación, se sucedieron las bolas premiadas, salpicadas con saltos de alegría, lágrimas, ovaciones y llamadas telefónicas para comunicar la buena nueva. Una mezcla de incertidumbre, emoción y esperanza que refleja el tipo de sociedad en la que estamos inmersos. El azar nos encamina la vida. La suerte nos permite quedarnos a vivir en nuestro pueblo, cerca de nuestras familias. La dictadura del ladrillo.

Por cierto, la suerte no vino a la cita conmigo. Tener el número 4 no fue suficiente.

No hay comentarios: